El DT propone y el sistema dispone. Alejandro Sabella hubiera cambiado la escenografía tipo show time de Las Vegas por la tranquilidad de Ezeiza o el sillón de su casa en La Plata para dar a conocer la lista y dar a conocer la versión plena de los argumentos por los que armó la lista.
Aceptó asumir ese costo, que era mínimo. Al fin y al cabo es un empleado de la AFA y aceptó ponerse el traje, mezclarse con los políticos para ver si encajaba. Es parte del sistema.
Pero hubo otros costos que no aceptó pagar, a diferencia de Alfio Basile (los partidos del grupo Renova que digitaba una lista de 30 jugadores), Maradona (sin poder incorporar a Oscar Ruggeri al cuerpo técnico y con la imposición de Carlos Bilardo) y Batista (Tevez a último momento para jugar Copa América 2011).
“Gloria o Devoto, pero con la mía”, pareció decir Sabella. No a la prensa, pero se cree que ante el grupo, que es lo que importante, sí lo hizo.
El plan de Messi y los que pueden entenderlo y quererlo es la fórmula. Es su gran apuesta. Para Sabella, el único jugador del “pueblo” puede ser el rosarino y no “el Apache”.
La duda quedará sobre los fundamentos reales por los que no lo convocó, porque nunca dijo más allá del “hablo de los que están”.
Tevez tiene goles y desorden; los rivales le temen, como sus compañeros a cierto divismo; la AFA lo puede ver como una unidad de negocios o los políticos como un medio de comunicación (Scioli lo pidió mil veces e inauguró varias obras en su Fuerte Apache), pero en el vestuario, muchos recuerdan que faltó a varios partidos acusando lesiones y que llegó a decir que la selección le “quitaba prestigio” a poco de la última Copa América.
“El pibe está tranquilo. ‘El Negro’ no está”, le habrían dicho a un jugador que participó de este ciclo cuando conoció el predio de Ezeiza. Tevez no produjo tanto en la selección y es el momento para Messi y para este grupo. Sabella también lo tiene claro. Él prefirió asumir el costo de apostar todo a Messi antes que el de la imposición del “Negro”.
Si le da resultado, quedará en la historia como Bilardo o Menotti. De otra manera, habrá quedado como una más. Pero a su manera.
