Buenos Aires, enviado especial
El entrenamiento de la selección argentina frente a Trinidad y Tobago fue bueno. Positivo. Tranquilo. La goleada 3-0 fue un fiel reflejo de las diferencias entre los dos equipos.
Y si los dirigidos por Alejandro Sabella hubieran estado más finos a la hora de la definición, ayer el triunfo hubiera sido más elevado.
Está muy claro que Argentina está poniéndose a punto. Ajustando detalles. Y que esta clase de partidos les sirven más a los auspiciantes que al técnico, pero en este caso le fue útil para probar variantes y darle minutos a, por ejemplo, Fernando Gago.
Lo malo fueron las lesiones de Martín Demichelis y de Rodrigo Palacio, quienes tuvieron que dejar el partido por dolores en los tobillos. Hoy se les realizarán estudios médicos para determinar su gravedad.
En la fría tarde-noche en el Monumental, la familia futbolera de la selección se acercó a la cancha de River para ver al equipo de todos, a pocos días del inicio del Mundial.
Trinidad y Tobago no fue medida para los albicelestes. Argentina tenía que ser medida de Argentina. Y pasó la prueba. Por lo menos, Sabella ratificó que tiene recambio en los 23 que eligió. Y muestra de eso fue que sólo cuatro jugadores del equipo ideal que piensa el DT de la selección terminaron en la cancha.
Al no jugar Sergio Agüero ni Gonzalo Higuaín, y al salir Palacio, Ezequiel Lavezzi y Ángel Di María, sólo quedó Lionel Messi como referencia de ataque.
Quizá esta cuestión, más las lesiones y la duda para salir de Sergio Romero en el único centro “peligroso” que tiró Trinidad y Tobago fueron los llamados de atención para una práctica de fútbol con público.
La gente de a poco se acercó al estadio, y lo ocupó en un casi 80 por ciento. Alentó de a ratos y mimó principalmente a Messi y a Di María. Cada vez que “Leo” se acercaba a un córner para ejecutar un tiro de esquina, el hincha se ponía de pie y lo ovacionada.
La reverencia en las tribunas comenzó con otra en el saludo entre los equipos. Llamó la atención cómo Ataullah Guerra, volante de Trinidad y Tobago, antes de estrecharle la mano al capitán argentino hizo un gesto de reverencia, como si estuviera frente a una deidad futbolera.
En el anteúltimo partido previo a la Copa del Mundo, a Messi sólo le faltó el gol. Todos sus compañeros querían eso. Por eso Di María, por ejemplo, en el primer tiempo, cuando tenía todo el arco para marcar, prefirió asistir a “Leo”, pero un rival le sacó el festejo tirando la pelota al tiro de esquina.
Y el gol de Mascherano fue obra y gracia de una excelente ejecución de un tiro libre del “10”, que el palo le dijo que no y su compañero de Barcelona sólo tuvo que empujar.
Palabra de capitán
Apenas terminó el partido, Messi habló. Y dijo lo suyo. No les esquivó a las preguntas sobre el grupo y la decisión de Sabella de cortar a Banega, amigo de “Leo” y con quien viajó a Rosario, junto con sus familias y la de Di María, en un avión privado.
“Fue duro, son compañeros que estuvieron en todo el proceso. La gente sabe que tengo mucha amistad con Ever, es un chico al que quiero mucho. Es una decisión del técnico, junto con Sosa y ‘Ota’ (Otamendi) le tocó quedar afuera. Somos los que estamos y hay que mirar para adelante”, reflexionó el “10”.
Mucho se dijo sobre que algo se había quebrado en la relación entre el entrenador y los jugadores por el corte que hizo Sabella, al dejar sin Mundial a Banega, muy cercano al grupo chico de la selección que lo componen Messi, Di María, Mascherano, Agüero, Romero y Lavezzi.
Que la decisión no habría sido bien recibida. Es más, Banega había participado de un spot publicitario para Unicef junto con Messi, “Maxi” Rodríguez, Mascherano y Di María justo el lunes en que Sabella informó los 23 que van a ir al Mundial y entre los cuales no estaba Ever.
Pero la decisión ya está tomada por Sabella y sólo él tendrá sus razones, que prefirió no hacer públicas. Y son los 23 que hoy están. La mayoría jugó anoche. Y terminaron en la cancha aquellos que serán el recambio durante la Copa del Mundo.
El entrenamiento frente a Trinidad y Tobago fue superado con tranquilidad. Se podrían haber hecho más goles. Y, sobre todas las cosas, lo que faltó fue el tanto de Messi. Ahora se viene la despedida en La Plata. Quizá ahí se le dé.