Apenas nació, a Miralem Pjanic lo sacaron de Sarajevo. La guerra de los Balcanes (a comienzos de 1990) empujó a su familia hasta Luxemburgo, donde creció y aprendió a jugar al fútbol hasta llegar a ser una estrella. Vale recordar ese nombre. Es el cerebro de Bosnia, la selección contra la que Argentina hará su debut en el Mundial de Brasil.
Será hoy a las 19, en el Maracaná de Río de Janeiro en una tarde que promete calor y la siempre dura tarea de enfrentar al que nada tiene que perder. Sin equipo confirmado por Alejandro Sabella, Argentina espera que no lo sorprendan. Para eso, el DT dijo no tener definida la formación, aunque se supone que será un 5-3-2.
¿Cómo sería? Con una línea de cinco defensores que, en la transición hacia el ataque, se transformaría en zaga de tres. Zabaleta, Campagnaro, Garay, Fernández y Rojo se ocuparían de defender pero al buscar el arco bosnio, los que se desprenderían serían Zabaleta y Rojo, para dejar a Garay como líbero y Campagnaro y Fernández como stoppers.
En el medio, Di María por izquierda, Mascherano en el centro y Maxi por derecha. Al atacar, con Zabaleta y Rojo como volantes anexados, Di María y Rodríguez podrá lanzarse hacia el arco de Bosnia sin preocupaciones, para acompañar a Lionel Messi y el Kun Agüero. Al esquema 5-3-2 lo usó Sabella ante… Bosnia. Fue el pasado noviembre en Missouri, Argentina jugó sin Messi y se impuso con dos goles de Agüero.
Orgullo bosnio
Enfrente, la única selección que debutará en el Mundial. “Si me dijeran cómo hubiera querido jugar el primer partido de Bosnia, hubiera elegido ante Argentina y en el Maracaná”, dijo ayer el DT, Safet Susic, el máximo ídolo de su país en el fútbol, quien como exjugador de Yugoslavia ya sabe lo que es enfrentarse a la celeste y blanca.
Susic vive en el corazón de los hinchas de su país porque, el 16 de septiembre de 1979 en Belgrado, le metió tres golazos a la Argentina. Jugó como yugoslavo y el partido se dio en el marco de una gira en la que estuvieron Daniel Passarella y otros campeones de 1978.
Luego, el DT enfrentó a Diego Maradona y compañía en el Mundial de Italia 1990. “Es un orgullo saber que la selección es una de las pocas cosas por las que todos se siente parte de Bosnia”, dijo ayer Susic en el Maracaná. Y dejó la sensación de que hoy jugarán más que un partido. Como el DT, sus jugadores tienen historias que contar. Casi todos han aprendido a jugar fuera de sus país (la mayoría en Alemania, algunos en Francia) por lo que su estilo lleva marcado las huellas de países lejanos al que hoy representarán.
Varios jugadores, además de Pjanic son hijos de la guerra de la ex Yugoslavia. Veda Ibisevic vivía en una aldea cuando a los siete años los serbios llegaron y asesinaron a su abuelo y a varios vecinos. Y el mediocampista Sejad Salihovic también dejó Yugoslavia entre las bombas, a la misma edad que Veda. Ambos crecieron en Alemania.
Argentina lo sabe. Sabe que enfrente hay futbolistas diferentes al resto, que sienten una chance única. Equipos peligrosos los que juegan a todo sin nada que perder. Pero sobre todo, equipo peligroso el de Bosnia, lleno de jugadores que además de pasado, tienen grandes presentes. Porque, además de todo, tienen a Edin Dzeko, figura en el Manchester City campeón de Inglaterra. “Pero Messi es el mejor de todos los tiempos”, cerró Susic, realista y chicanero al final.