Cuando baje la amargura por la derrota en la final de la Copa del Mundo, se podrá valorar la magnitud del Mundial que acaba de pasar por Brasil. Grandes equipos, partidos emocionantes, un clima de ensueño y una selección argentina a un paso de la gloria total. Aunque todos los resúmenes son caprichosos y pueden pecar de incompletos, se puede resumir el Mundial en 10 hechos.
1 Argentina en la final. Sin dudas, fue lo mejor del Mundial. Un equipo que llegó con dudas se volvió fortalecido luego de una actuación memorable. Detrás de la imagen de Javier Mascherano hubo un equipo que funcionó al límite de sus posibilidades, que provocó la alegría más grande de los últimos 20 años (con los penales contra Holanda) y no fue campeón porque delante tuvo a una Alemania perfecta.
2 Un equipazo, campeón. A Alemania le llevó ocho años ser campeón. Ocho años para conseguir plasmar un objetivo de trabajo. No se suicidó cuando, en su propia tierra, no ganó su Mundial. Siguió trabajando con los mismos hombres, una planificación a largo plazo y la filosofía de jugar con una idiosincrasia propia. Le salió muy bien.
3 El local, humillado. Brasil vivió la peor pesadilla jamás sonada. Sufrió hasta las lágrimas la clasificación ante Chile, y luego recibió una goleada histórica en semifinales. El 7-1 de Alemania marca un antes y un después en el fútbol brasileño, y además será recordado como uno de los grandes partidos de los Mundiales.
4 España, Inglaterra e Italia, afuera en primera ronda. La campeona del mundo llegó a Brasil para revalidar sus pergaminos, pero fue goleada por Holanda y no se levantó más. Ingleses e italianos, también campeones en otras épocas (y dueños de grandes ligas), hicieron papeles pobrísimos. Se despidieron sin pena ni gloria, luego de dejar una imagen de equipos pasados de época.
5 Costa Rica, en la gloria. La selección tica fue la revelación por frescura, carácter y juego. Fue primera (sí, primera) en el “grupo de la muerte” y llevó a los penales a los holandeses. Centroamérica puede sentirse satisfecha porque sus equipos han mostrado los dientes y prometen ser protagonistas a futuro.
6 Una organización a la altura. Se temía una Copa del Mundo con muchos problemas en infraestructura, en movilidad, en la calle, con la gente. Nada de eso sucedió. Brasil pudo brindarle al mundo un torneo muy bueno (hubo fallos, es cierto), sin ocultar su realidad. Se jugó en un país del Tercer Mundo que, a pesar de todos sus problemas, fue capaz de hacerlo bien.
7 Dirigentes sospechados. El escándalo de la reventa de entradas no terminó. La policía de Brasil desarticuló una red que se dedicaba a la venta ilegal de tickets. Lo grave es que la asociación estaba integrada por un empresario cercano a Fifa: el británico Ray Whelan. Además, aparecieron dirigentes argentinos y un miembro de la delegación (Humberto Grondona) mencionados entre los investigados por la policía.
8 La hinchada argentina. Podrían decirse muchas cosas de la invasión celeste y blanca (que gastaron de más a los brasileños, entre otras cuestiones), pero su presencia en la Copa le dio un ingrediente único que hizo del torneo una gesta apasionante. Sin ella, no hubiera sido lo mismo por creatividad, color y ejemplo de pasión. Y, lo más importante, casi no hubo incidentes con barras (que siempre están, lamentablemente).
9 Los instantes de Messi. Aunque no brilló como todos esperaban (sobre todo en la final), logró destellos que sumaron a su leyenda. Golazos contra Bosnia e Irán, y el pase a Di María ante Suiza resultaron vitales para llegar hasta la final. Su impronta es insoslayable y su futuro, inexorablemente, estará atado al de la selección.
10 El recibimiento. Miles de argentinos salieron a la calle a festejar el pase a la final del Mundial, pero miles también fueron hasta Ezeiza a darle un saludo al equipo ayer, cuando la selección volvió al país. Como en Italia 1990, un subcampeonato vuelve a ser tomado como un premio mayor, algo que fortalece el espíritu del esfuerzo y la creencia en los valores que trascienden los resultados.
