//Roqueros bonitos, educaditos.
//Con grandes gastos, educaditos.
//Emboquen el tiro libre,
//que los buenos volvieron,
“Música para pastillas”, de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, es la canción favorita de Diego Martínez. Vive en el musiquero de su alma, antes que en cualquier registro, y tiene que bajar necesariamente hacia los botines para sean goles. En esa canción, para sí mismo y los hinchas, “el Negro” debe ser “el bueno” que debe embocar lo que sea. “Me hice ‘ricotero’ en la pensión de Estudiantes. Ahí hice inferiores. No me doy por vencido nunca. Mis primos son fanáticos. Quedó como materia pendiente ir a verlos. Sus recitales casi siempre coincidían con mis entrenamientos o partidos. Los goles son mi música”, recuerda el delantero de 30 años.
Y esta vez parecía que su rol se demoraba más de la cuenta. Pasaban los partidos y nada. Jugaba en soledad. La táctica y el sistema de Jorge Ghiso 4-2-3-1 hacía que ese 1 fuera Martínez. Y terminaba siendo cero porque estaba muy solo y limitado a acciones de juego previsibles: jugar de espaldas al arco o contra una punta donde fajarse contra dos o tres defensores resultaba ocioso porque al salir se iba la única referencia de área. “Era bravo”, dice “el Negro”, sobre una forma de juego que lo hacía sentir menos.
Pero la sequía se acabó ante Independiente de Chivilcoy, el día que Talleres logró su primer triunfo, el primero también de la era Sergio Coleoni y el que le dio un poco de alivio a un planeta albiazul que pasó a vivir en el nervio de la urgencia por un arranque impensado que se cobró al DT tras el 1-4 ante Unión de Mar del Plata y, luego, al mánager Mario Ballarino tras la eliminación frente a Atlético de Rafaela por los octavos de la Copa Argentina.
El grito soñado, el propio y el que luego se dispara en la gente, llegó temprano. A los 15 minutos de juego, Martínez se levantó entre Juan y Esteban Fernández para mandar su cabezazo, lejos de Jonathan Ivanoff. “Fue un desahogo. No estaba cómodo. Nunca había tardado tanto en hacer un gol en los clubes en los que estuve. Extrañaba el grito de gol de la gente. De todos los sectores de la cancha. El triunfo me puso contento por eso. Pero más por el equipo”, dijo “el Negro”, que debutó en Aldosivi y viene de Defensa.
No tan solo
La historia comenzó a cambiar cuando Coleoni (ayudante de campo de “Vitrola” Ghiso) se hizo cargo del primer equipo, advirtió la situación y decidió sumarle un delantero más con el uruguayo Diego Martiñones.
"Esto tiene que ser el comienzo de algo. Es un punto de partida. Quedó atrás lo que hicimos con Unión. Hay que seguir mejorando", cuenta Martínez.
–¿Estabas preocupado por esa situación?
–Jugar en soledad se hizo difícil para mí. No teníamos la chance de sorprender ni de hacer goles al tener solamente un delantero. A los rivales se les hacía más fácil. Los rivales defendían con cuatro a un solo delantero que era yo. Se terminaban riendo porque cuando me daba vuelta tenía que pasarlos a los cuatro. Antes me venía mal a mi casa porque no tenía situaciones de gol. No me había pasado eso. Ante Independiente de Chivilcoy tuve tres posibilidades e hice uno. El primero acá. La imagen del equipo fue distinta y para mí también.
–¿Sí?
–Participé bastante en las jugadas de ataque. Hubo una que aún no puedo creer. Desbordó Diego Martiñones y definí mal. Fue ahí nomás del 1-0. Hubiera sido importante. Nos habría dado mayor tranquilidad. Pero con el gol de Álvarez al final del primer tiempo, lo logramos. El equipo tuvo progreso. Se hizo más corto. Ante Unión de Mar del Plata no fue así. Frente a Independiente de Chivilcoy presionamos en todos los sectores de la cancha. Tuvimos sorpresa. Lo que en los otros partidos no. Ese primer tiempo fue importante para nosotros. Sabíamos que Independiente iba a jugar con cinco defensores abajo y había que romper esa línea. También que debería ser importante marcar a los 15 minutos de juego. Y eso se dio. Abrimos el marcador rápido que fue lo más importante. Fue bueno el centro de Rodrigo Cháves. Me puse contento por él porque no venía jugando. El DT le dio la posibilidad y cumplió una buena actuación. Las dos situaciones de gol vinieron por él. Eramos conscientes de lo que los jugábamos. Contra Unión, si abríamos el marcador, otra hubiera sido la historia. A Independiente le hicimos el gol y no salieron. Recién con el segundo gol, nos quedamos un poco.
–Coleoni se jugó por vos. Estabas presionado porque no convertías y Marcos Godoy venía de hacer un gol ante Atlético de Rafaela...
–Esto tiene que ser el comienzo de algo. Es un punto de partida. Quedó atrás lo que hicimos con Unión. Hay que seguir mejorando. Hay que ir a enfrentar a Ferro de General Pico con la mentalidad de poder repetir el mismo trabajo del lunes pasado. Tenemos que ser protagonistas. Sería ideal abrir el partido en los primeros minutos. Obligarlos a que ellos salgan a jugar y así aprovechar la velocidad de Martiñones. Ahora llegamos con dos volantes y dos delanteros. Ante Independiente presionamos, aceleramos.
