El chef del InstitutoMariano Moreno Luis Ballejos no anduvo con rodeos y lo aclaró de entrada. “Soy hincha de Talleres”, admitió mientras enseñaba cómo rallar un queso roquefort. Tal vez por su inclinación albiazul, el cocinero eligió asesorar a Rodrigo Chavez y mandó a su asistente junto a Daniel “el Sapo” Mercado. Los representantes de la “T” y el Pirata participaron de un clásico gastronómico, organizado en el marco de la Semana Gourmet.
Ocurrió ayer por la tarde en La Fontaine, en una de las esquinas del Paseo del Buen Pastor. Fue la segunda edición del “Clásico de la cocina”, que involucró a representantes de los clubes más importantes de Córdoba. El desafío consistió en cocinar al aire libre un matambre de cerdo. Chavez mostró tan buena mano para la cocina como sus subidas por el lateral derecho del equipo de Sergio Coleoni.
“La verdad, me gusta más hacer tucos, pero en general trato de defenderme en todo. En casa el que cocina, no lava”, explicó sonriente mientras su novia Flavia lo espiaba de costado. Chavez echó mano a cuanto condimento tuvo cerca. La manteca, el romero y la menta, junto a unos pequeñísimos granos de mostaza, le dieron a su plato un aroma exquisito y profundo.
Mercado, exjugador de Belgrano e Instituto y actual DT de la primera local del Pirata, contó que su gran pasión es la parrilla. Igual, se defendió bastante bien a la hora de marinar la carne de cerdo con mostaza y pimienta. “Yo hago asados. Es lo que más me gusta de la cocina”, se atajó. Pero su plato tuvo una presentación acorde con los mejores chefs. Con ensalada de rúcula y tomates cherries. “El Sapo” ofreció una porción prolija y en el tamaño ideal para la degustación. “Bueno, no me elogien tanto que mi mujer va a querer que le cocine todos los días”, pidió en medio de una carcajada generalizada.
Antes de emitir sus fallos, los jueces tuvieron en cuenta los rubros presentación, sabor, forma de trabajar y el orden del cocinero. La votación fue reñida y Chavez se impuso por una diferencia mínima. “Los dos trabajaron muy bien. Se nota que les gusta cocinar y aprender cosas nuevas. Yo me sentí como un técnico dando indicaciones al costado de la cancha”, contó el chef Ballejos. Al final, la rivalidad quedó de lado y el “Clásico de la cocina” se vivió como tiene que ser: con entusiasmo, mucho público y en paz.